¿LOE O LOMCE?
En este tema hemos tratado las lenguas extranjeras en el
contexto educativo en España, haciendo un breve repaso a lo largo de las
diferentes leyes educativas aprobadas en nuestro país. Por lo tanto, considero
adecuado hacer una breve comparación entre las leyes vigentes actualmente, la Ley
Orgánica de Educación (LOE) y la Ley Orgánica para la Mejora Educativa (LOMCE),
para conocerlas un poco más en profundidad.
Estas dos leyes educativas presentan un contexto de aprobación y contenidos muy diferentes.
En primer lugar, voy a tratar el tema del contexto de su
aprobación.
La LOE fue aprobada en el año 2006, bajo el mandato del
gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero y gracias al apoyo en el
Congreso de los Diputados del PSOE, CiU, ERC, PNV, ICV, CC y EA. En esta
legislatura, el gobierno socialista sólo tenía una amplia mayoría
parlamentaria, pero no la suficiente como para aprobar esta Ley Orgánica en
solitario. Por lo tanto, la primera conclusión que sacamos del contexto es que
fue una ley consensuada y aprobada por una amplia mayoría de la cámara baja. A
pesar de las diferentes ideologías de los partidos políticos, consiguieron
sacar adelante la aprobación de esta ley educativa. Como dato curioso, el único
partido que votó en contra de la LOE fue el Partido Popular.
En cuanto al contexto político de la LOMCE, el gobierno
en el año 2013 recaía sobre el Partido Popular de Mariano Rajoy, el cual
contaba con la mayoría absoluta del Congreso de los diputados, lo que le permitía
aprobar leyes en solitario. En este caso, la LOMCE se aprobó con los únicos
votos a favor del partido que propuso a votación la ley. Se deriva de lo
anterior que la LOMCE no fue consensuada y únicamente aprobada e implantada
debido a la mayoría absoluta de la que disponía el Partido Popular.
Primera diferencia:
- LOE: aprobada gracias al acuerdo y al consenso de los diferentes partidos políticos representados en ese año en el Congreso de los Disputados
- LOMCE: aprobada sólo con los votos a favor del gobierno de aquel año.
Debido a que esta entrada del blog tiene que tener una
extensión máxima, haré refencia simplemente a dos aspectos de las respectivas
leyes que a mi parecer son destacables: referencia al estudiantado y
organización educación secundaria y currículum.
Referencia al estudiantado:
En primer lugar, el comienzo de ambas leyes ya difiere
mucho: el primer párrafo de la LOE se centra en definir la educación como un
elemento indispensable de la sociedad para un bienestar, tanto individual como
colectivo, centrándose en el desarrollo cognoscitivo, afectivo y axiológico de
las personas, así como el comportamiento ciudadano, democrático y pensamiento
crítico, es decir, define el concepto de educación como un elemento de suma
importancia para la sociedad, principalmente, pero sin descuidar el desarrollo
personal individual. Por otra parte, la LOMCE comienza su preámbulo dirigido
hacia una percepción del estudiantado en primera persona, es decir, de una
manera más individualista, puntualizando que cada estudiante tiene unas
potencialidades y talento que el sistema educativo debe saber buscar y
fomentar, al mismo tiempo que deja entrever que hay alumnado predispuesto a
triunfar y otro que debe realizar una educación adaptada a su falta de predisposición.
Segunda diferencia:
- LOE: importancia colectiva e individual de la educación.
- LOMCE: potencialidades y talentos individuales.
Organización educación secundaria y currículum:
La LOE organiza la educación secundaria en cuatro cursos,
de los cuales, el último «se concibe con una organización flexible de las
materias comunes y optativas, ofreciendo mayores posibilidades de elección al
alumnado en función de sus expectativas futuras y de sus intereses» e incluye
en el currículum la materia de educación para la ciudadanía, cuya finalidad es
la de «ofrecer a todos los estudiantes un espacio de reflexión, análisis y
estudio acerca de las características fundamentales y el funcionamiento de un
régimen democrático, de los principios y derechos establecidos en la
Constitución española y en los tratados y las declaraciones universales de los
derechos humanos, así como de los valores comunes que constituyen el sustrato
de la ciudadanía democrática en un contexto global». La materia introducida en
el currículum me parece algo necesario, ya que es bueno educar en valores y
pensamiento crítico al alumnado, sobre todo en edades donde todavía se está
desarrollando su personalidad. Sin embargo, la diversificación en cuarto curso
hacía una docencia específica considero que es precipitado, precisamente porque
el alumnado aún no tiene capacidad completa de decisión y cualquiera
determinación que tome en ese tiempo afectará a su futuro.
El caso en la LOMCE
es un tanto diferente, introduce que el segundo y tercer curso de la ESO son
cursos de anticipación para los itinerarios de bachillerato o formación
profesional y cuarto curso será un curso de preparación con dos trayectorias
diferenciadas. Esta vuelve caer en el mismo error, e incluso lo empeora, puesto
que le están exigiendo a gente joven de 14-15 años que decida su futuro a esas
alturas, y lo que es peor, apoyándose en las evaluaciones de aptitudes que
tienen en ese momento. Esto puede causarles una gran frustración debido a que,
si alguien quiere llegar a dedicarse en un futuro a la medicina, pero esa
evaluación le muestra que no tiene aptitudes para la medicina, no podrá
dedicarse a ello. Es un nivel de exigencia y deficiencia mayor que en la LOE, limita
al alumnado en sus posibilidades y los encasilla prematuramente en un
itinerario u otro.
A modo de conclusión final puedo decir que personalmente no
estoy de acuerdo con algunos apartados y afirmaciones de la LOE, como por
ejemplo la división en la educación secundaria. Sin embargo, pienso que su
último fin es la desarrollar a las personas tanto personal, como
profesionalmente en todas sus vertientes, sin limitarlas en ningún sentido. Por
el contrario, considero que la LOMCE es una ley subordinada a la economía, las
empresas y el mercado laboral, descuidando aspectos esenciales de las personas
como puedan ser su inserción en la ciudadanía democrática. Además, fomenta la
competitividad y afirma la existencia de alumnado sin capacidad y sin
motivación, el cual merece programas específicos, pero no efectivos para su
futura vida, lo que provocará irremediablemente su exclusión.
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